Detrás de cada gran logro hay mil esfuerzos en la sombra

En el cuadragésimo aniversario de Nord-Lock Group, aprovechamos la ocasión para reconocer a los pensadores, diseñadores, ingenieros y operarios que hay detrás de las maravillas de la ingeniería que han impulsado a la sociedad hacia adelante, y para abogar por la humilde unión empernada como componente fundamental de la seguridad en la sociedad y en la industria.

Históricamente, el volumen de los grandes logros ha sido prolífico. La rueda. Las pirámides. Sistemas de saneamiento y túneles subacuáticos, aviones y puentes que conectan conti-nentes. Podemos fotografiar átomos, navegar por las estrellas, crear energía a partir de tan solo el viento y la ambición. La lista de logros humanos es larga, desarrollándose y acertadamente proclamada después de haber cristalizado. Sin embargo, cada logro sería imposible sin los miles de esfuerzos que permanecen en la sombra y que hay detrás de ellos.

Resulta casi gracioso pensar en la unión atornillada como uno de esos esfuerzos. Son omnipresentes en todos los elementos de la industria, dado que afectan a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, son algo en lo que caemos en la cuenta a posteriori. Incluso para los ingenieros, puede llevar años después de su educación y formación profesional consi-derar la integridad de la unión empernada como un hecho, con poca necesidad de consideración más allá de su función básica.

Estos pequeños elementos críticos son como las notas meno-res de la partitura de una composición clásica: ampliamente reconocidas como importantes cuando se señalan, pero cróni-camente infravaloradas como los elementos centrales que son. Dejando a un lado a los muy curiosos y a los especialistas, no podemos permitirnos pensar en ellas constantemente, ensalzar-las en un campo de consideraciones que compitan por nuestra atención. Así que no lo hacemos. Confiamos en la integridad de las pequeñas cosas sin pensarlo dos veces. Tener que hacerlo, sería tremendamente estresante.

Confiamos en los aviones. Pero un avión es esencialmente un conjunto de tecnologías y materiales fijados a una unidad que tiene un solo propósito. Que corre el riesgo de presentar deficiencias de materiales y diseño. Propensa a errores huma-nos. Una cadena de componentes en la que ningún elemento reemplaza la importancia del otro, un sistema mecánico el que los límites de nuestra propia capacidad de confianza nos limita necesariamente a confiar en la solución en su conjunto, en lugar de en cada uno de sus elementos individuales.

Esta fe ciega es necesaria, de lo contrario nos volveríamos locos, pero también es falible. Cada elemento nuevo o independiente conlleva un factor de riesgo. Su interdependencia multiplica los factores de riesgo. Y culminan en el punto más débil de la aplicación.

Desde el punto de vista de la ingeniería, el punto más débil puede estar en cualquier lugar, pero el sentido común, y la historia, nos indican que esos fallos a menudo se pueden rastrear hasta la unión atornillada. Y lo que aún chirría más: Un importante estudio interno de un cliente demostró que las uniones empernadas defectuosas se deben a un error del instalador casi el 80 % de las veces, por ejemplo, en la aplicación incorrecta de la precarga. Solo hace falta que un perno parezca estar apretado cuando no lo está. Entonces da igual lo seguros que estén los demás: la instalación está en riesgo, poniendo la aplicación también en riesgo.

Y el riesgo no es algo baladí. Estamos hablando de vidas. Los empleados de la planta industrial, sin ir más lejos. Pero, de vuelta a nuestro avión, ningún pasajero puede comprender los grados de confianza necesarios para que despegue y llevarlo a su destino de forma segura. Sería abrumador. Exigiría una capacidad computacional mucho mayor de la que tiene nuestro cerebro. Así que compramos nuestro billete y nos fiamos.

Esta confianza representa un gran sentido de responsabilidad. Les otorga a los proveedores de los diversos elementos de un sistema mecánico complejo un requisito de asumir un mantra conocido: ser íntegro consiste en hacer lo correcto, también cuando nadie te está mirando.

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A medida que han ido aumentando las complicaciones del diseño y la importancia crítica de las aplicaciones, también lo han hecho los requisitos sobre la integridad de las uniones empernadas.

La llegada del tensionado hidráulico para la industria petrolera en alta mar en los años 70, en concreto, resultó ser un catalizador para elevar la importancia del atornillado seguro, al menos en los entornos de ingeniería más peligrosos y exigentes. Aunque posibilitó un apriete preciso de las aplicaciones de uniones multi-perno más exigentes, también fue novedoso y difícil de aprender y, con presio-nes de hasta 1500 bares, bastante peligroso.

Pero esta nueva concienciación hizo un gran hincapié en la seguri-dad de las uniones empernadas. Lo que antes había sido más bien un medio para la consecución de un fin, ahora era una fuente de debate, si no de preocupación, en muchas más aplicaciones que simplemente las más obviamente peligrosas.

Esto llevó a algunos profesionales avezados a desarrollar nuevas y formidables formas de establecer esa seguridad durante la década de 1980, la arandela de bloqueo por cuña de Nord-Lock, con su aplicabilidad para evitar que casi cualquier tuerca se afloje, siendo la más simple pero al mismo tiempo la que mayor impacto tuvo. Pero también al desarrollo de Superbolt para hacer posible el tensio-nado multi-jackbolt con herramientas manuales, y el tensionado hidráulico Boltight para aplicaciones generales y especializadas en un creciente número de industrias. Y el pasador Expander, que supuso una vuelca de tuerca tal para el servicio de la construcción, la silvicultura y otra maquinaria pesada, que el Ministerio de Industria de Suecia lo comparó con los cojinetes de bolas por su impacto en la industria moderna.

Hoy en día, la seguridad de las uniones atornilladas es clave para casi cualquier aplicación mecánica o construcción del planeta. Es funda-mental para tecnologías más reconocidas y, por ende, para nuestro modo de vida. Nos libera para confiar sin dudarlo. Pasan desaperci-bidas en el negocio de mantener nuestro mundo cohesionado.

Una historia en curso digna de celebración.